Un grupo de carboneros que trabajaba en las proximidades de Sarastarri sacaba el agua necesaria del pozo existente en la cueva. Cierto día un joven carbonero acudió a la cueva a coger agua con su propia jarra; pero volvió a la cabaña asustado y sin agua.
Entonces, el jefe de los carboneros fue a la cueva pero también volvió asustado y sin agua en la jarra. Los dos decían lo mismo: que en la entrada de la cueva habían visto una bella y esbelta joven peinándose el cabello; era la propia Madre Tierra, venida a Marimundu de Agaramunda, y que habían huido pensando que un espectáculo tal en un lugar como ése no era buen presagio.