Dicen que en la cueva de Askoa vivía un señor del bosque (basajaun). Éste se juntó con un grupo de carboneros de Ataun. Uno de los carboneros, tras hacer un agujero con su hacha en un tronco, pidió al señor del bosque que metiera las manos, sujetando el hacha por dentro, y la pasara así al otro lado.
El señor del bosque hizo como le pidieron pero el carbonero sacó el hacha cerrando la abertura del tronco y atrapando las manos del señor del bosque en el tronco.
Los carboneros bajaron al señor del bosque al pueblo, para que la gente lo viera, y posteriormente le soltaron, pero al poco tiempo el carbonero desapareció sin dejar rastro.