En la época en que los gentiles vivían en una cueva de Leizadi apareció entre las nubes una estrella tremendamente bella. Al ver una estrella así los gentiles estaban absolutamente aterrorizados porque eran incapaces de comprender qué iba a suceder en el mundo.
Entonces, sacaron delante de la entrada a un viejo gentil medio ciego que vivía dentro de la cueva y con la ayuda de una pala o paleta le abrieron los ojos con la esperanza de que él comprendiera lo que veía. Y en cuanto la vio gritó: «Ah, hijos míos: ha nacido Kixki, ¡desde ahora estamos perdidos! ¡Echadme barranco abajo!». Y así murió el anciano gentil.
Posteriormente, cuando la cristiandad comenzó a expandirse por el mundo los gentiles se dispersaron y se perdieron enseguida.