Según cuenta la leyenda, los vecinos tenían la intención de construir una iglesia. Pensaron que el sitio más adecuado para ello era la pequeña cima denominada Mendiola, donde hoy en día se encuentra el campo santo. Y fue así como empezaron a transportar piedras hasta allí en carros.
Sin embargo, tal y como sucede con tantas otras cosas, resultó que no todos eran de la misma opinión; las piedras transportadas durante el día aparecían la siguiente mañana en el lugar donde hoy se ubica la iglesia.
Los cristianos hacían lo mismo al día siguiente: cargaban las piedras en los carros y las llevaban a Mendiola, pero por la noche alguien las transportaba al sitio de origen una y otra vez.
Con la intención de aclarar aquella circunstancia, la señora de Zaindegi, la casa que se encuentra cerca del lugar, se puso a vigilar por las noches, y al final vio cómo los gentiles traían las piedras que los cristianos llevaban durante el día.
Los gentiles se percataron de que estaban siendo vigilados y le lanzaron la siguiente maldición a la señora de Zaindegi:
Aida zurie, aida gorrie,
Zelatan dagon andra horri
Ataiok ezkerreko begie
Hoy en día, la iglesia de San Martín se ubica donde los gentiles querían que se ubicara.
Tenemos que emprender el recorrido, y empezaremos desde el camino que se encuentra al otro lado del río Agauntza, acompañados por el sonido que emite el río. No olvidemos que las lamias rondan el río, por lo que deberemos ir atentos hasta el área de descanso de Astigarraga.