Cierto año un pastor estaba muy enfadado por el mal tiempo habido en marzo. El último día del mes el pastor espetó a marzo: “Ah, marzo, marzo, te deseo lo peor”.
Entonces marzo pidió a abril: “Abrilcillo, abrilcillo, dame dos días y medio para las cien ovejas y el carnero perdidos por el pastor”. Y abril le concedió dos días y medio. Y esos días marzo trajo una tormenta tremenda y una tromba de agua hizo desaparecer a todas las ovejas en la cueva de Ubegi.
El pastor se agarró al carnero pero el cuerno se le metió en el ojo y lo perdió. Desde entonces los dos primeros días y medio del mes de abril suelen ser de mal tiempo. (Zozomikoteak)