El río Agauntza tiene un pozo cerca del caserío Berrarain, pozo llamado Lamiñosin. En cierta ocasión un hombre caminaba por el entorno y se le acercaron dos lamias. Una le dijo a la otra:
– Elakio, elakio (agárralo, agárralo)
Y la otra respondió:
– Agárralo tú. Éste lleva ahí a su Madre, ruda y apio (se utilizaban manojos de ruda y apio como amuletos).